La Iglesia San Vicente de Ferrer a lo largo del tiempo

Una vez instalado don Diego de Rojas Carabantes en su hacienda de Tuquí, no tardó en levantar el primer templo del lugar: lo llamó de San Vicente de Ferrer, hecho ocurrido el año 1678.

Hasta el año 1680 permaneció esta iglesia dependiendo de la parroquia del Corpus de Sotaquí; en dicho año al crearse la correspondiente a San Antonio del Mar de Barraza, se constituirá como iglesia viceparroquial perteneciente a la misma.

Esta situación se mantiene hasta el año 1824 cuando se le reconoce importancia declarándola Parroquia, siendo su primer párroco el presbítero don José Antonio Marín; dentro de su jurisdicción se incluyeron a los pueblos situados en la ribera norte del Limarí bajo, los cuales hasta ese momento dependían de Barraza.

El templo inicial que se ubicaba en la entrada sur de la recién creada Villa de Ovalle, fue casi totalmente destruido (sólo se rescató la puerta mayor) por el terremoto que asoló la naciente villa el 8 de octubre de 1847 . Por ello luego de ingentes esfuerzos para reunir los fondos, en fecha de 4 de noviembre de 1849 se colocó la primera piedra de la iglesia actual, la que comenzara a edificarse según plano de don Eugenio Santiago Herbage, arquitecto nacido en Francia y fallecido en Ovalle, el año 1860. Se terminó definitivamente la edificación recién el año de 1870.

En 1997 un nuevo terremoto dejó el añoso edificio a muy mal traer y permaneció durante un largo tiempo cerrado al servicio religioso, hasta que el empresario don Guillermo Lucksic, en memoria de su madre , dona Ena Craig, ex alumna del Colegio Amalia Errázuriz, hizo un generoso aporte económico para su restauración. (Ver la fotografía de altura, colaboración del lector Carlos Araya)

Por su parte la reproducción que encabeza esta nota corresponde a parte de un óleo del destacado pintor ovallino, don Juan Meruane, que hasta unos meses se encontraba en exhibición en la sala de espera de la Alcaldía de Ovalle, pero debió ser retirado para su restauración por su estado de deterioro. Daño causado por el mismo público que acude a ese servicio.